El pasado 9 de Marzo fui a realizar esta ruta (Caucón - Peñón de los Enamorados), increíble por su riqueza de flora y fauna, uno de los pocos rincones salvajes que aún nos queda y que debemos de proteger. ¿Qué haríamos sin rincones como estos? Alejados de la vida frenética de la ciudad, donde la brisa del viento y el aire puro surcan entre las peñas de la sierra. Un lugar donde aún se puede ver a la naturaleza en activo, con aves rapaces surcando los cielos en busca de presas, un lugar donde aún se pueden ver los grandes mamíferos que han llegado a nuestros días moviéndose por un terreno abrupto y complicado en el que el único ser vivo que fue capaz de exterminar a sus depredadores (osos y lobos), hace relativamente poco, andan con gran torpeza cuestionando como este ser ha podido llegar hasta a la Luna. Un lugar donde la naturaleza es la que manda y eres tú el que tienes que dar un golpe de autoridad para poder seguir adelante y conseguir llegar al objetivo marcado.
Sin duda alguna uno de esos lugares que destacan por su variedad paisajistica y que nos hacen reflexionar acerca de las cosas y de la vida misma. Un lugar donde puedes sentarte encima de una roca y mirar al horizonte sin que te importe como y cuanto pasa el tiempo, sin preocupaciones y disfrutando del momento. Al fin y al cabo es lo que viene siendo un lugar único, un lugar mágico para nosotros.